Juan Gonzalo Rose fue un poeta peruano firme y contestatario. Su combatiente prosa hizo que en los años cincuenta, durante la dictadura de Manuel A. Odría, fuera perseguido y exiliado a México.

Fino e irónico, Juan Gonzalo también fue un hombre de prensa de Caretas y el diario Expreso. Y de la agudeza mortal destilada de su pluma no perdonó ni siquiera a Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del partido Alianza Popular Revolucionaria Americana, mejor conocido como Apra.

El Apra de aquel entonces ya comenzaba a girar el timón en dirección contraria. Los hilos del partido de la estrella se movían muy diferentes a los que se tejieron en un principio. Sin embargo, pocos se atrevían a hacerlo notar como Juan Gonzalo.

En sus años juveniles, Juan Gonzalo fue aprista como buen luchador por las causas justas. Pero cuando el partido viró hacia la derecha, renunció junto a otros militantes como Manuel Scorza, Luis de la Puente Uceda, Carlos Malpica y Alfonso Barrantes Lingán.

Años después, Haya de la Torre regresaba de su exilio, y en un evento público encontró el poeta. Al reconocerlo le enrostró su pasado aprista.

- Juan Gonzalo, usted era aprista, ¿no?

- Usted también – le respondió.

Y así fue como Juan Gonzalo dejó perplejo a Haya de la Torre al recordarle que el APRA ya no era el auroral, izquierdista, de entonces.

Como tampoco lo es por estos tiempos, donde el compañerismo aprista ya no existe y se baten entre ellos a declaraciones de fuego cruzado. ¿Cuánto más sobrevivirá el Apra?

Cierre de quiosco. Esta es una de las tantas historias que se pueden encontrar en el libro Rostros de Memoria de Pedro Escribano, un anecdotario de los más grandes poetas, escritores y periodistas del Perú.