Quien conoce de periodismo, sabe quién fue Óscar Cuya. Más conocido como 'Oscare' o 'Cuyita' por los amigos, colegas y aprendices. Este periodista de raza fue uno de los fundadores de aquel diario La República que nació con puras ansias de hacer del periodismo una forma de vida para informar a los demás.

No existió mejor frase para despedir al gran Óscar Cuya que: "Cuando un periodista honesto muere, nunca muere". Por ello, no tuve mejor idea que comenzar este blog narrando una historia del gran 'Cuyita'. Porque de eso tratará este blog: historias de aquel periodismo bohemio que aún puedo escuchar de las voces de sus protagonistas, de aquí, de allá y también del más allá.

Mi primer historia es corta pero significativa. No era un día cualquiera -dicen que no existía un día común en La República- y el mejor titulero de aquel entonces se apellidaba Cuya, y era editor del diario.

Leyendo un par de textos, sus ojos no se cerraban más que para parpadear, pero alguien entró ansioso de dar la gran noticia. Ese hombre era lo más cercano a un genio de la palabra, se llamaba Christian Vallejo, pero todos le decían el 'Loco' y tenía una cara de muerto en vida.

Lo que sucedió entonces fue algo parecido a esto:

-  Hola Cuyita. Te traigo una noticia de portada: me voy a casar.

- Puta `Loco`te lanzas a los tiburones. Pero bueno, será motivo de felicitarte, aunque me permites pedirte un favor...

- Dígame usted, maestro.

- Nunca te reproduzcas, huevón, los de tu especie deben perecer.

La redacción estalló en risas, y esperaron al cierre para celebrar la noticia. Pero esa ya es otra historia. En este relato solo pretendo que entiendan el nombre del post...

Cierre de quiosco. El apellido del 'Loco' es real, y según tengo entendido, no tiene relación con el poeta. Aunque diferencias entre ambos no existían muchas: los dos nacieron para escribir.